La Meditación durante la práctica del Tai Chi puede ser desarrollada tanto
en las posturas estáticas como en las dinámicas. Sin embargo, para que se
manifieste tal estado mientras se mueve, el practicante habrá de recorrer un
largo camino en las posturas estáticas.
La mente evade el momento presente.
El ego y los pensamientos nos llevan de aquí para allá. Si el cuerpo está detenido, los pensamientos
generan recuerdos o ideas futuristas, preocupaciones o emociones. Sumándose al concierto, o mejor dicho “desconcierto”,
el cuerpo expresa su “incomodidad” o “sus dolencias”, impidiendo al alma
descansar en paz en la postura estática.
El principiante aduce: ¿Para qué “sufrir” quedándose quieto si podría “fluir”
con delicadeza en movimientos lentos y suaves?
¿Qué necesidad hay de realizar la postura de “abrazar el árbol”?
Es cierto, los movimientos suaves, fluidos y lentos son más
asequibles. La dificultad está en que la
consciencia no entrenada no logra hacer el seguimiento de los principios
posturales del cuerpo, del principio de relajación de la respiración y de los
principios de enlazamiento de la energía durante el movimiento.
El entrenamiento de la consciencia para que pueda sentir los vasos
energéticos que deben ser relajados y conectados se realiza principalmente en
las posturas estáticas. El cuerpo “se
abre”, los meridianos “se abren”, la energía “se abre” y comienza a
circular. A esto último lo llamamos “movimiento
en la quietud”, pues a pesar de permanecer detenidos, hay movimiento de energía
dentro de nosotros.
Al “abrazar el árbol” no dejamos que la mente vague a su antojo. La entrenamos todo el tiempo. La ponemos a trabajar en cada sector del
cuerpo. El sentir el cuerpo genera un estado especial en la consciencia,
permitiendo enlazarla con el cuerpo. De
este modo, el cuerpo le dará información a la mente y la mente controlará lo
físico.
Lo que usualmente sucede en
nuestra vida cotidiana es que mentalmente queremos hacer algo con el cuerpo,
pero el cuerpo no hace eso que queremos.
Es la simple y llana a-sincronía cuerpo-mente. El entrenamiento de la consciencia para que
sienta el cuerpo en cada milímetro de su vasta extensión es lo que nos permite
sintonizarnos y elevar el potencial de nuestra energía.
Mientras el cuerpo no se sintonice con la frecuencia más elevada de la
consciencia, seguirá siendo un impedimento para nosotros y continuará su
entropía natural. Muchos procesos
fisiológicos son reversibles en la medida en que existe intervención de la
consciencia, o dicho de otro modo, de una mente despierta.
La consciencia entrenada es una mente consciente, es la energía sutil de
un cerebro sintonizado. Su presencia en
toda la vastedad del cuerpo permite experimentar estados meditativos durante la
ejecución de las posturas estáticas. La sensación corporal permite estar completamente presentes en el aquí y ahora.
Trasladado a la ejecución de las
Formas de Tai Chi Chuan, se alcanza la Meditación Taiji en movimiento, un exquisito
estado de quietud interna mientras el cuerpo se mueve lenta o rápidamente.
Trasladado todo esto a los
quehaceres diarios, se alcanza la vivencia del Tai Chi en la vida: movimiento
en la quietud y quietud en el movimiento.
Alejandra Lucía Rotf
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